Published on julio 31st, 2015 | by lavozsur
0Los creadores de cañones antigranizo nunca han hablado de su afectación a la lluvia
*Un estudio aplicado en Michoacán también desecha el mito; otro, sugiere daños no planificados
Desde la llegada a la región Sur de Jalisco, la agricultura protegida ha hecho uso de métodos para preservar sus cultivos más allá de temporales y condiciones climáticas, pues su prioridad es mantener un nivel de producción durante todo el año.
En cultivos de aguacates e invernaderos dedicados a los arándanos, frambuesas o fresas, se conoce de manera extraoficial el uso de cohetones para espantar las grandes tormentas que pudieran arruinar un sembradío con miras a la comercialización internacional; y en últimas fechas se ha difundido por personas que se dedican a la agricultura tradicional, que en estas empresas es común el uso de cañones antigranizo, artefactos cuya función es deshacer aquellas nubes que pueden provocar la caída de granizo, tal como su nombre lo describe.
Para quienes dedican su vida a la siembra de maíz, sorgo y caña de azúcar, es una creencia que en los invernaderos los cañones no fueron adquiridos sólo para usarlos de la forma en que fueron concebidos, sino que más allá de acabar con el hielo que pudiera formarse son disparados antes de que caiga la lluvia. A ello atribuyen el mal temporal que se han vivido en los años 2014 y 2015 y que, afirman, los ha hecho perder miles de hectáreas de su producción.
Aunque es un hecho comprobado la existencia de los cañones, poco se ha investigado y difundido sobre sus funciones.
La empresa belga InoPower relata en un documento titulado “Sistema anti-granizo” que su propietario, de nombre Marnix Van Praet, fue el creador de la nueva modalidad de estos objetos que operan desde finales de los años 80, según indican, en viñedos de Francia, España, Austria y Bélgica.
Detalla que el cañón en su estado actual funciona a base de bióxido de carbono y se puede manejar a distancia disparándolo cada cinco segundos y provocando que emita ondas hacia arriba, las cuales poseen iones de gran potencia.
Tras el disparo, puntualiza InoPower, el ion alcanza una altura de aproximadamente 15 mil metros, en una parte de la atmósfera donde la temperatura llega a los 50 grados centígrados bajo cero, lugar donde se originaría el granizo.
“De esta forma aumenta su velocidad y energía, acarreando un gran potencial de iones, los cuales eliminan a los electrones. Por el constante proceso de subida y bajada de las ondas, se produce una mezcla en la nube, la cual da lugar a una reacción en cadena de micro-explosiones. El cristal de hielo se vuelve inestable”, precisan.
Sobre cómo funciona, describen que en una habitación de explosiones se rocía gas acetylene que se mezcla con nitrógeno y oxígeno en el aire. En cañón se mete oxígeno bajo presión para optimizar el poder de explosión. También se mete por separado nitrógeno, porque cuando hay tormentas el aire es muy húmedo y el poder de explosión disminuye. Añadiendo nitrógeno y oxígeno la explosión mantiene su fuerza.
Aunque la creación de Van Praet afirma que el granizo deshecho caerá en forma de gotas de lluvia, en ningún apartado se habla sobre cómo operaría para acabar con el agua que está a punto de precipitarse.
El tema ha sido estudiado en los sitios donde se ha sembrado la duda acerca de la posibilidad de que este tipo de cañones tenga la capacidad de acabar con el temporal. Uno de los más destacados análisis es el que encabezó en el año 2012 Luis Mario Tapia Vargas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y Agropecuarias en Uruapan, Michoacán.
El grupo de científicos que se involucraron en esta causa analizó las comunidades de Tacámbaro y Cherangueran a una distancia de 2 kilómetros de lugares donde los propietarios reconocieron el uso del sistema antigranizo; mientras Peribán fue el sitio elegido para observar el comportamiento meteorológico pues no existía ningún cañón en funciones.
El resultado del estudio desecha el mito de que los cañones son capaces de afectar la caída de lluvia.
“El análisis estadístico de la lluvia en los pluviómetros instalados, prueba que no hay efecto del cañón antigranizo en reducir la lluvia. Tan no hay efecto que incluso en Cherangueran y Tacámbaro, llovió más que en Peribán, localidad donde el cañón no fue activado. Estos equipos tienen un fin específico que es destruir el granizo mediante sonido, si realmente alejaran la lluvia estarían instalados en Chiapas, Tabasco, Chalco, Ecatepec y el D.F. incluso en otros lugres del mundo que año con año se inundan y causan pérdidas multimillonarias”, esa fue su conclusión.
En contraste, en su blog la ambientalista Carmen Estella Álvarez Galindo sugiere en una entrada con el título “Cañones antigranizo” que las afectaciones al ambiente pueden ser algo real pero causado de una forma no planeada:
“A pesar de estos aparentes “éxitos” del ingenio humano, los procesos que dan lugar o evitan la precipitación (lluvia, nieve, granizo…) son tan sumamente complejos que cualquier intervención externa sobre ellos conlleva unos resultados no del todo previsibles, y por lo tanto fuera de control”.
En Jalisco desde hace un año hay instrucciones de aplicar estudios
Aunque fue hace dos semanas cuando en una reunión sostenida dentro del Centro Universitario del Sur (CUSur) se determinó la urgencia de aplicar un estudio para aclarar dudas respecto al verdadero comportamiento en el ambiente de estos artefactos, desde hace casi un año el Congreso de Jalisco emitió un exhorto para que académicos de la Universidad de Guadalajara analizaran la situación.
En septiembre de 2014 los diputados Salvador Zamora y Roberto Mendoza, de manera separada, recibieron la aprobación del Pleno de acuerdos legislativos en los que se eleva petición a la SEMARNAT, SEMADET, SEDER, CONAGUA y a los investigadores de la Universidad de Guadalajara para crear soluciones con bases científicas al problema vivido en municipios del sur de la entidad.
Ambos acuerdos fueron firmados de recibidos por el rector general de la casa de estudios jalisciense, Tonatiuh Bravo Padilla, y remitidos a Miguel Ángel Navarro, vicerrector, bajo el oficio RG/OFC/3079/2014 donde se especifica que es necesaria la participación de la U. de G. para crear soluciones sobre el tema de los cañones antigranizo que eviten el origen de conflictos entre productores agropecuarios y empresarios de invernaderos.