*Desaparecidos y Emergencia Forense
Se calcula que en nuestro país hay alrededor de 85 mil personas desaparecidas, de las cuales hay un numeroso contingente de familiares que las está buscando por todo el país, y esta semana visitaron Ciudad Guzmán para externar su lucha y promover el apoyo de la sociedad.
La visita fue presurosa y muy estremecedora, hay madres y padres de familia que han abandonado su hogar, su familia y sus trabajos para recorrer el país en busca de sus hijos, hermanos o parejas desaparecidas.
En los relatos vertidos al equipo informativo de La Voz del Sur de Jalisco, los integrantes de la Red Nacional de Desaparecidos, una organización compuesta por 165 colectivos de búsqueda, nos cuentan cómo han recorrido los rincones más inhóspitos del país, barrancas, cementerios, morgues, arroyos y fosas clandestinas con la esperanza de encontrar a sus familiares.
No pierden la esperanza aun con el paso de los años, pues hay quienes llevan en esta tarea más de una década y nos dicen, no es asunto de aceptar la muerte de su familiar, sino el saber qué fin tuvo, darle descanso a sus restos, hacer que se respete la dignidad humana y como primicia, jamás perder la esperanza de que puedan estar vivos.
La situación es muy complicada, ya que de los 85 mil desaparecidos que se tienen reportados en nuestro país, hay una enorme cantidad que se encuentra en los Servicios Médicos Forenses o en las fosas clandestinas, lo que ha provocado una crisis humanitaria y lo que denominan como emergencia forense.
Nuestra región no es la excepción, pues desde hace varios años el Servicio Médico Forense que se ubica en las instalaciones del Centro Universitario del Sur ha quedado totalmente rebasado.
Tanto los refrigeradores como las planchas de exploración están saturados desde hace unos cinco años, lo mismo que el improvisado almacén donde se guardan las pertenencias de las personas que han perdido la vida.
Los cadáveres en descomposición con frecuencia son apilados uno encima de otro, a veces solo en bolsas de plástico, y la mezcla de materiales genéticos dificulta la obtención de muestras útiles.
En teoría, cada vez que un cuerpo nuevo llega a la morgue, debe refrigerarse hasta que se pueda realizar una autopsia y un inventario de cicatrices, tatuajes, dentadura y otras características que podrían ayudar en la identificación. Se supone que las muestras de ADN serán almacenadas, en caso de que sean necesarias más adelante. Pero en la práctica, muchos examinadores simplemente no pueden mantenerse al día con la cantidad de fallecidos.
Según datos de la Institución Oficial de Búsqueda de Desaparecidos en México y dependiente de la Secretaría de Gobernación, la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), los estados de Jalisco, Guanajuato y Tamaulipas encabezaron la lista de “personas desaparecidas y no localizadas”.
La desaparición de personas y el hallazgo de fosas clandestinas son un problema tan extendido en México que, a pesar de la pandemia de COVID-19, la Comisión Nacional de Búsqueda acompañó durante 2020 a los colectivos en 26 de las 32 entidades del país.
La dinámica no podía detenerse por la emergencia sanitaria. Pese a los riesgos de contagio, los familiares de desaparecidos no interrumpieron su labor e incluso en el proceso electoral promovieron la frase “Te cambio mi voto por mi hijo desaparecido”.
En ese sentido, hay que ser empáticos con las personas que buscan a sus familiares desaparecidos; la mejor muestra de solidaridad la dio la Diócesis de Ciudad Guzmán al cobijar con una misa y almuerzo a los colectivos, además, debemos ser exigentes frente a nuestras autoridades para que de una vez por todas se ponga un alto a la violencia que tiene convertido al país en una fosa clandestina.
Ya va siendo hora de que los políticos que nos representan pasen del discurso a los hechos, para que la sociedad pueda avanzar en paz y armonía.
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