LA Voz 34 añosLA Voz 34 años

Opinión

Published on febrero 22nd, 2020 | by lavozsur

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Arutairc

Su presencia tenía grandes proporciones turbadoras que me derretía de miedo y de terror, ya que ese espécimen, hacía que caminaba, pero no era si, sino se arrastraba y zigzagueaba cómo una serpiente que se iba deslizando sobre mi cuerpo, yo estaba inmóvil a punto de estallar en un ataque de nervios y en un alarido desgarrador, pero pude controlar mi impotencia y trataba de sosegarme. Jamás había visto  algo así, pensé; después le halle forma y mi asombro fue pequeño en cuanto mire ese absurdo rostro, era de un aspecto humano lo demás del cuerpo alargado y grueso a una serpiente y en sus costados tenía seis largas y peludas patas parecidas a una migala, vi cómo se me quedó viendo unos segundos, con esos ojos grandes y una mirada horrorosa, desafiante, también con una seriedad fría en su cara y siguió su camino y a la vez produciendo unos sonidos deplorables que provenían en el interior de su vientre.

Cuando vi que ya había pasado sobre mis piernas, me incorpore rápidamente de pie, mire que se introdujo en un angosto orificio, desde luego que no pensé en la descabellada idea de ir a su persecución de esa criatura, si se le puede llamar, a sí; mi angustia crecía a un más porque lo más siniestro estaba por venir.

Salí de esa habitación y no lograba entender que es lo que estaba pasando, creí que estaba soñando, o que estaba imaginando de más, y la realidad en la que existo me estaba jugando una de sus tantas bromas que suele hacerme, pero en esta ocasión, no se trata de eso, si no de otra cosa más que, mis conclusiones se estaban desplazando a una velocidad vertiginosa y abominable.

Me fui en busca de ayuda, en eso no me había dado en cuanto vi de reojo, el terror de aquella aterradora criatura me venía siguiendo, ya estaba detrás de mí, lo único lo que se me ocurrió en ese instante huir y buscar una salida, fue inútil una sus amenazadoras escalofriantes patas, me había inmovilizado el pánico se estaba apoderando de mí, no podía liberar de ella, en tanto no despegaba su fría y espantosa mirada.

Presentía que estaba a punto de devorarme, pero primero me iba asfixiar con su inmenso numen, me iba triturar todos mis pensamientos, pero en eso llamaron a la puerta, no tuve más remedio que salir abrir la puerta con la horrible criatura, encima de mí, en cuanto me vio el cobrador se fue gritando despavorido.  Creo que él es único que si alcanzó a mirar mi imaginación transformada en una Arutairc.

 

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