General

Published on octubre 14th, 2023 | by lavozsur

0

LAS CUEVAS DEL NEVADO DE COLIMA

El Nevado de Colima ha sido desde que se tiene memoria un lugar mítico por sus leyendas y belleza natural. En el año de 1651 se escribió al virrey sobre que el camino real de Colima fue ampliado entre un lago y un hermoso bosque el cual cubriría hoy en día la autopista y carretera libre a Colima, abarcando casi en su totalidad el valle de Zapotlán de lado a lado llegando hasta las orillas de Zapotiltic a excepción del pedregal. De haberse conservado sin la tala inmoderada esta región sería algo similar a Mazamitla y un clima más frío que el actual.

Para 1800 los bosques del Nevado de Colima coincidían sus límites con el trazo actual de la autopista, desde la cuesta de Sayula hasta 4 caminos en Atenquique, el tecnológico aún se encontraba cubierto de bosque, así como todos los invernaderos y parcelas al oeste de la autopista, incluso el camino real de Puerta de Cadenas a la vuelta del Zapote pasaba por en medio de este bosque aquella época, lugar recurrente para ocultarse bandidos a emboscar caravanas.

A partir de 1750 comenzó una época de pillaje hacia los ricos españoles de la región por varias gavillas de bandidos, pero no fue hasta finales de este siglo sobre 1785 cuando dos nombres se hicieron temidos en la región y perseguidos por los españoles y criollos, Martín Toscano y Vicente Colombo.

Martín operaba principalmente el antiguo camino a Michoacán desde Tamazula hasta Jiquilpan y toda la sierra del tigre, Vicente por su parte el camino real de Colima, desde Sayula hasta Tonila y toda la sierra de los volcanes, hay quien afirmaban que estos dos bandidos se repartieron el territorio para robar a los ricos.
Desde esta época se sabe que el bosque del Nevado de Colima fue refugio de Vicente Colombo, tras ser perseguido en varias ocasiones por tropas del virrey éstas dejaban su persecución al entrar en el espeso bosque pues todos se dispersaban y ningún bandido tomaba la misma dirección haciendo imposible seguirlos.

Los bandidos podían durar muchos días en sus refugios del Nevado y resistir temperaturas congelantes, lluvias y toda clase de inclemencias, pero lo más importante, sin ser detectados. Por todo esto una caverna sería el lugar ideal sobre todo por el camuflaje natural que ofrecía.

Dentro de la zona del bosque del Nevado de esa época se tiene registro de 11 cuevas, de las cuales sólo ocho se encuentran hoy en día en condiciones para ser refugio de esos bandidos, debido a que el resto fueron derrumbadas por pobladores del área en tiempos recientes a causa del miedo a los murciélagos y en otras ocasiones por ser madrigueras de pumas. Las 3 cuevas en el Apastepetl, la cueva de los Jabalís, la cueva de Piedra ancha, el túnel del río la Lumbre, la cueva de la barranca del Cristo, la cueva del Diablo y cueva de Argúm, esta última es la más grande de las encontradas, con una altura de casi 3 metros y una profundidad de más de 20 metros.

Existe otro lugar con varias cavernas naturales, en la actualidad sólo se aprecian tres cuevas alrededor del cerro el Apastepetl y debido a la explotación de materia pétreo se ha perdido el 50% del cerro original y con ello su historia, alcanzando una altura original de 250 metros sobre la llanura.

Las cuevas del Apastepetl en épocas anteriores a la sobre explotación de material, constituían una sola cueva denominada “Cueva de Colombo” llamada así por los lugareños, conformadas por 7 cuevas en total, las cuales tenían una salida casi en la parte más alta del cerro del tipo chimenea volcánica, y bajaba para interconectarse a una cámara más grande, posiblemente creada de manera natural.

En el Apastepetl se estima que el área fue deforestada a inicios de 1900 por las grandes ventas de madera de la Hacienda Huescalapa al Ferrocarril del Pacífico para los durmientes de la vía férrea Guadalajara-Colima, por lo que las cuevas fueron descubiertas de manera oficial al talarse la zona.

Aún con estas condiciones propicias para ser refugio de bandidos, también este cerro cuenta a poca distancia con una cueva que inicia en el pedregal aledaño al Apastepetl y termina exactamente a un costado de la vuelta del Zapote donde actualmente está reconocido empaque aguacatero, lugar donde cuantiosos botines fueron robados en el camino real y donde tras ser perseguidos los bandidos al llegar a este tramo era bien conocido que desaparecían.

Esta cueva también fue hecha de manera natural ya que no se observaban tallados sus muros de piedra volcánica y difícilmente hoy en día podrían ser taladrados con maquinaria.

Como ya se mencionó los lugareños conocían las cuevas del Apastepelt con el nombre de “las cuevas de Colombo” pero las probabilidades son casi nulas de que este famoso bandido las habitara, pero los siguientes factores hacen posible que alguna vez otros bandidos se refugiaran, ya que se encuentran tan solo a 8 km de Zapotlán en medio de un bosque, con una red de túneles de entrada y salida, puesto vigía que dominaba desde Zapotiltic hasta Zapotlán y cuevas hasta el camino real.


No podemos descartar que las demás cavernas alojaran forajidos, pero estas presentan menos probabilidades por su tamaño y ubicación, algunas son más pequeñas y no parecen tener excavaciones o ampliaciones de las mismas para alojar una gavilla de bandidos, otras tienen poca visibilidad y podían ser fácilmente emboscadas.

Cabe mencionar que nadie guardaría su dinero ni se ocultaría en un lugar de tan fácil acceso como el Apastepetl puesto que el gobierno rápido daría con este lugar, por lo que es poco probable que el famoso Vicente Colombo y sus tesoros se encontraran alguna vez ahí, este hombre y sus tesoros debieron ser ocultados en algún lugar distinto, un lugar de muy difícil acceso, al que fácilmente se le puede ocultar la entrada y sea poco probable que fuera el Apastepetl. Tan bueno fue este lugar que más de 200 años de su muerte siguen siendo un misterio.

Tags: , , , , , , , ,


About the Author

Con 32 años de trayectoria, somos el periódico número 1 en información y análisis de la región Sur de Jalisco.



Comments are closed.