Punto por Punto

Published on agosto 4th, 2018 | by lavozsur

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Punto por Punto; Sábado 4 de agosto de 2018

*Una piedra en el camino

El pleito entre el gobernador electo de Jalisco, Enrique Alfaro, y Carlos Lomelí, que quedó en segundo lugar en la elección pero que al parecer será designado coordinador estatal de Programas Federales, dará mucho que hablar, pues en el fondo la decisión tomada por el Presidente electo arrastra una histórica batalla entre el federalismo y el centralismo.

No debemos olvidar que la lucha entre el centralismo y el federalismo parte de 1824, cuando se decretó la desaparición del Primer Imperio de México y se optó por la República en la que grupos conservadores compuestos por el clero, los militares y los terratenientes optaron por el centralismo, mientras que caudillos y políticos presentaban dos proyectos de nación, el conservador y el liberal, ambos basados en el federalismo.

El centralismo es un sistema que concentra los poderes y las funciones político-administrativas en un órgano central. Es decir, el Gobierno Federal como una autoridad suprema, el cual proveerá exclusivamente el ejercicio y la administración de los derechos públicos y colectivos en el país.

El Federalismo es el acuerdo de unión entre las entidades territoriales o estados, que delegan una parte de su autonomía en un organismo o autoridad general, es decir el Estado. Los estados conservarán su soberanía, leyes y las autoridades propias.

En época reciente, fue al inicio de los años 80 cuando se crearon el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, la Ley de Coordinación Fiscal y la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales. Decía el presidente en turno que se daba un paso atrás para avanzar en torno a esa idea de nación que tienen los sistemas federales.

De esa forma los estados se comprometieron a no aplicar impuestos que constitucionalmente pueden utilizar, dejando su administración al gobierno federal, que les participaría de un porcentaje de su recaudación. Así surgen las participaciones, que son transferencias federales no condicionadas, de libre disposición, que eran fiscalizadas por los congresos locales.

Se supone que este sistema sería más equitativo, aunque tiene dosis de inequidad derivada de la población, ya que beneficia a los más poblados y no a las entidades donde se recauda más.

Luego en los años 90, durante una Conferencia Nacional de Gobernadores varios mandatarios expusieron su preocupación por el reparto inequitativo de los recursos y llamaron a la aplicación de un federalismo real en todo el país.

De ahí derivó la creación del Pacto Federal Mexicano debería pugnar con brío por hacer concreto y actuante el espíritu federalista que le dio origen.

Lo cierto es que poco se ha avanzado en el fortalecimiento del federalismo, pues el Gobierno Federal sigue manejando la totalidad de los recursos hacendarios y ello provoca que los gobernadores y los presidentes municipales tengan que viajar continuamente a la capital del país en busca de recursos… unja y otra vez van a tocar puertas y puertas en busca de dinero para obra pública y servicios.

Ahora las cosas podrían ser aún peores, pues desde antes de la campaña Alfaro y Lomelí mantenían una tremenda rivalidad que aumentó de tono en las campañas y dan señales de que seguirá creciendo una vez que tomen posesión de sus cargos.

Hay que dejarlo bien claro: Movimiento Ciudadano colocó como coordinadores en las cámaras de senadores y diputados a dos individuos muy bravos en el manejo de recursos públicos, Dante Delgado y Alberto Esquer, lo que les podría dar manga ancha en la utilización del recurso federal, pero el nombramiento de Carlos Lomelí es como una piedra en el camino que estará midiendo y observando el destino que de esos dineros… quizá por eso estén tan enojados y se nieguen a reconocer el nombramiento.

 

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