Published on mayo 10th, 2019 | by lavozsur
0Punto por Punto; 11 de mayo de 2019
*La devastación del oro verde
De nueva cuenta nuestra región se ve azotada por una ola de incendios forestales que se vienen a sumar al grave daño ambiental que en los últimos años ha sufrido el Sur de Jalisco; los cuales, desafortunadamente, son provocados por la mano del hombre.
Y es que está comprobado que el 99 por ciento de estos siniestros son iniciados por los seres humanos, ya sea de forma intencional o por negligencia; pero en el caso de nuestra región, es claro que con ellos se busca deforestar zonas arboladas a fin de implementar plantaciones de aguacate.
Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, arroja que en nuestro país cada año se pierden entre 600 y mil hectáreas de bosques para ser utilizados como sembradíos de aguacate; ese oro verde que poco a poco ha ido consumiendo las grandes plantaciones de pino y oyamel en el Sur de Jalisco.
Según esos datos oficiales, en varios años son miles de hectáreas que han sido deforestadas para utilizarlas en lo que se ha denominado como siembra furtiva, es decir que los productores de aguacate utilizan diferentes métodos para introducir sus cultivos, sin importarles el ecosistema del lugar donde llegan a instalarse.
En muchos casos los productores provocan incendios forestales para luego plantar árboles de aguacate en el terreno devastado, un hecho que ha quedado comprobado en municipios como Zapotlán el Grande, San Gabriel, Tuxpan y Tamazula de Gordiano.
Este año la contingencia en Ciudad Guzmán es aún mayor, pues por varios frentes como las montañas oriente y poniente, así como las faldas del Nevado, se han detectado fuertes incendios cuyo humo y hollín cubrieron el Valle de Zapotlán e incitaron al cierre de clases en algunas escuelas, mientras que la Semadet ofrecía una muy lenta respuesta para implementar la alerta ambiental.
Llama la atención también la pasividad de las autoridades estatales, que en este caso no le han dado la importancia que merece al tema, por un lado para implementar un operativo inmediato de combate a los incendios y decretar una alerta ambiental (la delegación de Protección Civil del Estado no se ha tomado la molestia de participar en el combate de los incendios), y por el otro, para perseguir y castigar a quienes están provocando estos incendios con la finalidad de implementar plantaciones de aguacate.
Y es que en otros estados del país a los aguacateros ya les han puesto un alto en su feroz actividad deforestadora, pero en Jalisco parece que a nuestras autoridades ese tema no les importa y a nivel estatal les obsequian grandes apoyos financieros para construir sus plantas; y en el marco municipal enormes superficies de terreno para que amplíen sus instalaciones.
Desde luego los ciudadanos también debemos poner nuestro granito de arena, pues según los expertos, el tirar una botella de vidrio o una colilla de cigarro en las zonas boscosas puede desatar un incendio forestal.
Por eso hoy más que nunca debemos tener presente la importancia de los bosques, pues son los reguladores de la temperatura ambiente, controlan el clima del planeta y generan las precipitaciones pluviales; son el hogar de aves y vida silvestre, y principalmente son nuestros proveedores de oxígeno, lo cual es mucho más importante que el negocio de unos cuantos.
Ya en otro tema, vale la pena analizar la renuncia de Eduardo Almaguer como coordinador de los regidores del PRI en el Ayuntamiento de Guadalajara, un documento que a pesar de estar plagado de faltas de ortografía, también está lleno de verdades al criticar el desempeño de los dirigentes del Comité Directivo Estatal de ese partido…
Habla el ex fiscal de una pésima y desordenada campaña a la gubernatura de Jalisco; del nulo apoyo político de los funcionarios que ostentaban el poder; de traiciones, de agravios y de injusticias hacia la militancia partidista.
Critica también la falta de agenda pública local y expone que el actual dirigente estatal, Ramiro Hernández, transita en la comodidad de la mediocridad y el silencio, sólo esperando el proceso electoral para seguir administrando la derrota y seguirse beneficiando con el trabajo de las y los militantes.
Así las cosas en el PRI, que en vez de reinventarse día con día se sigue desmoronando y dando señales de que, al menos en el corto plazo, no podrá dar alguna batalla en las contiendas.