Published on marzo 7th, 2020 | by lavozsur
0Letras Intemperantes
En esos instantes mordíamos el deseo de leer, el impulso de vivir la lectura unió nuestras bocas y hablaba por nosotros. Nos deslizábamos por las laderas del amor desenfrenado, los arrumacos, la pasión fermentaba con las palabras impresas en nuestros besos; era lo más hechizante que ocurría en la lectura que compartíamos ella y yo.
Estuvimos en combate con las letras, las frases, el amor y, de vez en cuando, con las horas de la noche. La lectura seguía su oficio de leerse a sí misma, nosotros no parábamos de tocarnos aquí y allá, perdiendo la razón, sin darnos cuenta de que ya se habían leído todas las páginas, no frenábamos de leer nuestros cuerpos sin perder tiempo.
Releímos el relato amoroso a altas horas de la noche, narraba la historia de dos enamorados que no dejaban de quererse con mucho ímpetu, una pasión desbordante en las páginas, que a su vez se hojeaban por sí solas al ritmo de nosotros, lleno de sensualidad y romanticismo puro que pareciera no tener fin.
Los lívidos minutos fluían en la lectura, suspiraba entre las letras, creando múltiples ambientes táctiles que acariciaban cada instante. En leídas que aromatizaban las emociones se iba más lejos de las palabras; para así sacarle provecho a la lectura, eso permitía desencadenar mucho calor en la corteza de nuestros apetitos, por seguir leyendo cada frase amorosa que se propagaba en nuestros corazones, y en las páginas que ya ardían de placer.
No tuvimos más remedio que concluir la lectura, lágrimas y dolor que se escapaba bajo las páginas de ella.