Published on octubre 14th, 2022 | by lavozsur
0Historias de la Región, Hacienda de Huescalapa
Corría el año de 1839 cuando Don Benito Gil de ascendencia española compra el rancho llamado “Huescalapa”, de una gran extensión territorial. Este hombre comenzó a hacer producir las fértiles tierras, la riqueza de sus bosques y ganadería. Creció aún más adjudicándose propiedades donde aún habitaban indígenas y las asentaba a su nombre ya que no existan datos en el registro del gobierno de quien era el dueño.
Para el año de 1846 registra oficialmente el rancho al nombre de “Hacienda Huescalapa” con sus nuevas delimitaciones y realiza la nueva construcción de la misma finca que actualmente funge como colegio. Para cuando termina de crecer la propiedad contaba con 22,133.20 ha.
Toda esta riqueza atrajo a los bandoleros de la zona por lo que en 1857 la hacienda fue asaltada por una gavilla de bandidos, entraron por el camino real cerca de 20 hombres armados a caballo los cuales irrumpieron en la hacienda la cual no presentó ninguna defensa, amagaron al Sr. Benito y a su esposa y estos entregaron varios costales de dinero para no ser lastimados. A partir de este suceso se manda construir un muro de 6 mts de alto a todo el perímetro del casco de la hacienda, y se mantienen cerradas sus puertas.
El 24 de marzo de 1858 don Benito recibe en su casa de Zapotlán al presidente Benito Juárez, platican sobre la inseguridad que se vive en el país y este recomienda hacer un túnel para salir de la hacienda y transportar valores sin ser vistos. Así fue como Juárez salvo la vida dos días antes al salir de Guadalajara, por lo que se inicia la construcción trayendo mineros de Guadalajara expertos en túneles los cuales fueron confinados a la hacienda hasta terminar dicha obra, iniciaron en la parte trasera de la hacienda y terminaron delante de la vuelta del Zapote, ahí se construyó una vieja finca de piedra donde vivía un velador de la hacienda para evitar descubrir la salida, sorteando así lo más peligroso del camino real. Estos mineros fueron contratados posteriormente por otra hacienda vecina una vez terminado el túnel de Huescalapa.
Los robos se terminaron mas no los bandoleros, en 1865 secuestran a la hija de don Benito que se dirigía en carruaje hacia Zapotlán, se pidió rescate y después de pagarse dos semanas después regresaron a la hija con su familia, comento que todo el tiempo estuvo en una cueva en el volcán por el camino a las canoas donde tenían mucho más dinero del que habían cobrado. Don Benito cansado ya de tantos ultrajes y robos termina por vender toda la propiedad a Don Jerónimo Gómez, y regresa con su familia a España.
Don Jerónimo el nuevo dueño fallece años más tarde y hereda 9 haciendas a sus hijos Jerónimo y Elisa Gómez, La estancia de Ayones, Huescalapa, Santo Domingo, Santo Tomas de Aquino, Del Carmen en Ahualulco, San Ignacio en Zapotitán entre otras, juntas tenían mayor extensión territorial que todo el estado de Colima.
Jerónimo Gómez el joven y millonario hacendado inyecta nuevas energías a esta hacienda y comienza con traer grandes cantidades de reses de engorda de Zapotitán para aprovechar los excelentes agostaderos con que contaba la hacienda en las faldas del Nevado de Colima, ya que permanecían verdes la mayor parte del año por la humedad que atrae esta montaña.
Para todo esto el ganado necesitaba grandes cantidades de agua y mando construir en 1880 un acueducto innovador, se llevó agua de manera subterránea desde los nacimientos del Nevado hasta unas grandes piletas de agua construidas como abrevaderos, se construyeron una de estas cerca de la barranca Mazos y más abajo se construyeron unas más grandes en medio de los agostaderos y junto a estas se construyeron ranchos para los vaqueros de la hacienda.
Debido a este flujo constante de agua de manantial que hoy en día después de casi 140 años sigue funcionando se creó el pueblo de “los Mazos” y “Las Canoas” este último debe su nombre precisamente a las grandes canoas de agua construidas en el siglo XIX por la hacienda Huescalapa.
Este acueducto llevaba agua hasta la hacienda Huescalapa y a los pobladores que laboraban en ella, y poco tiempo después el pueblo de Zapotiltic ante el crecimiento poblacional y escases de agua, negocio con la hacienda Huescalapa la compra de este vital líquido para consumo humano. De esta manera Jerónimo Gómez ordeno la construcción del nuevo acueducto para llevar agua hasta Zapotiltic a principios de 1900 a cambio de un pago anual de $1,500.00 pesos en oro. Para cuando terminaron de construir toda esta red subterránea de agua contaba con una longitud de cerca de 3 leguas, o 12.5 km.
La hacienda aparte de ser ganadera contaba con los grandes cultivos de maíz como nunca se habían visto en la región, Tan solo la cosecha de maíz en 1895 fue por una cantidad de 45,000 hectolitros de mazorca con olote. Y poco tiempo después gracias a la familia Gómez se logró cambiar la ruta original de construcción del ferrocarril para que pasara por la hacienda Huescalapa, y tuvo sus frutos esta modificación ya que esta hacienda era famosa por llenar 10 trenes de Maíz ella sola.
Al estallar la revolución la hacienda es atacada por tropas villistas en febrero de 1915, sus muros de 6 metros resisten hasta que la puerta principal de madera fue incendiada logrando entrar, tomaron todas las posesiones de valor y siguieron camino hacia Tuxpan. La familia Gómez fue informada del suceso y mando construir un torreón vigía que servía de fuerte para defenderla, así como sobre los techos de las arquerías y contrataron en cada hacienda un militar de carrera para resguardarla.
En diciembre de 1918 Pedro Zamora acompañado de 200 hombres ataca la hacienda, esta vez estaba preparada, el vigía del torreón grita con anticipación del peligro, tomaron sus puestos 100 jornaleros preparados para disparar a lo largo de todo el casco, techos y torreón. De manera insólita el militar a cargo ordeno dejar el portón medio abierto para que entraran, espero el momento hasta tenerlos donde actualmente hoy es el jardín, y dio la orden para abrir fuego. Murieron más de 150 bandidos y ningún jornalero de la hacienda resulto herido.
Apenas y Zamora logro salir vivo huyendo hacia el volcán. Se cargaron los cadáveres en carretas y fueron arrojados a una barranca a la que posteriormente se le llamo “la difunta”, de ahí su nombre. Hubo más intentos de asaltos a la hacienda en la guerra cristera en los siguientes años, pero ninguno tuvo éxito.
En 1940 inicio la desfragmentación de la Hacienda debido a la reforma agraria repartiendo sus tierras a los campesinos que alguna vez la trabajaron y la defendieron con su vida.