Published on octubre 28th, 2022 | by lavozsur
0Historias de la Región – El Asalto al Tren en la Cuesta de Sayula
En 1910 al estallar la revolución en el país muchos hombres se enlistaron con las fuerzas del pueblo para pelear contra el porfiriato, de la mano de esta lucha estos hombres sin ley robaban lo que podían en cada pueblo que tomaban para financiar su lucha armada.
Al término de esta guerra y promulgar la nueva constitución de 1917 algunos de los hombres que pelearon por la revolución acostumbrados a vivir en los cerros y obtener grandes botines en la toma de pueblos y haciendas no quisieron regresar a su antigua vida de campesinos, inclusive algunos de ellos se enlistaron tan jóvenes que no sabían hacer otra cosa que tomar las armas.
En este cobijo de la revolución y de las revueltas entre el gobierno un hombre se destacó en el sur de Jalisco por seguir esta vida de las armas y ultrajes, conocido por ser el azote del ferrocarril se llamaba Pedro Zamora. Este hombre acostumbrado a vivir de lo ajeno en la post-revolución se fue convirtiendo de caudillo a bandido.
Para el año de 1919 fue enterado por uno de sus informantes del gobierno que se aproximaría dentro de una semana un tren procedente de Manzanillo hacia Guadalajara con una diligencia de dinero de las cuotas del puerto al gobierno federal.
Pedro se organiza para apoderarse de éste cuantioso botín y manda comprar una buena carga de dinamita la cual en la época se vendía sin registro ni requisitos por la gran cantidad de mineros que existían en la época. Esperaron la madrugada del día 6 de mayo de 1919 y eligieron un punto de no retorno para el ferrocarril, un lugar donde le fuera muy difícil detenerse y fácilmente descarrilarlo.
Así los hombres se encontraban ya ubicados en la cuesta de Sayula donde se encuentra la pendiente más pronunciada y la altura más grande de la vía al fondo del barranco, colocaron la dinamita y volaron las vías, mientras tanto el ferrocarril llegaba a la estación de Zapotlán, cargado de mercancías, personas y dinero.
Tiempo después el ferrocarril da su último silbido en la estación de Zapotlán y comienza a avanzar rumbo a Sayula. Al llegar a la vuelta donde comienza la cuesta de Sayula el tren toma más velocidad por la gravedad y pocos metros adelante pasando el primer puente el maquinista horrorizado se percata del corte de las vías y frena con todas sus fuerzas el ferrocarril, pero este no logra detenerse.
Cae al fondo del barranco arrastrando consigo todos los vagones, cargas y vidas, en la ladera del cerro se encuentra Pedro Zamora y sus hombres esperando como buitres se dispersará el polvo que levanto el ferrocarril al caer para robarlo, se dirigieron al vagón de la diligencia y ahí encontraron su preciada carga de dinero.
Tras tomar su valioso tesoro Pedro se dirige hacia Sayula dejando atrás el rastro de destrucción y muerte. En tanto en Sayula horas antes cuando se detonaron las vías un poste del telégrafo callo con la explosión de la dinamita y cortada la comunicación con Zapotlán fue enviada una cuadrilla de hombres a revisar la línea, desde la distancia estos vieron las vías dinamitadas y unos hombres armados a un lado esperando en sus caballos algo, por lo que regresaron a Sayula a toda prisa a dar parte a las autoridades.
De esta manera se envía un grueso pelotón de tropas federales del cuartel de Sayula, unos por el camino real, otros por las vías del tren y otros por la parte alta del cerro para cerrar cualquier posibilidad de escape de los bandidos ya que desde hacía tiempo Zamora había asaltado Tapalpa dejando muerto al presidente municipal y varios civiles importantes y era buscado por toda la región.
Pedro Zamora venía bajando por el camino real con su botín y por ser un camino bastante recto ambos grupos los bandidos y los soldados se divisaron a la distancia antes de entrar a Sayula, dando vuelta a sus caballos Zamora emprende la huida en dirección Zapotlán, y se inicia la persecución a todo galope desde Sayula. Cuando los bandidos suben la cuesta de Sayula viendo sus caballos rendidos tratan de tomar descanso, pero ven a la distancia que también por el cerro y la vía se acercan más soldados por lo que continúan su camino hacia Zapotlán a cómo pueden los caballos.
Al entrar a Zapotlán comenzaba a atardecer y ya casi eran alcanzados por los soldados por lo que recorrieron la calle de San Antonio para perder a sus perseguidores hasta llegar al arroyo los guayabos, dieron vuelta por este arroyo que en estas fechas ya no tenían agua y siguieron hasta llegar al antiguo molino de trigo.
Dejaron los caballos más abajo por que estos ya no podían caminar y se metieron los bandidos a este viejo molino, ahí tuvieron la posición privilegiada de defensa por su altura y muros, tomaron posiciones atrincherados y esperaron a los soldados. Se entablaron tupidos disparos de ambos bandos y después de cansada lucha por fin a la media noche los bandidos se quedaban sin parque y estaban casi rodeados por lo que Pedro Zamora logra escabullirse por la parte trasera del molino por el canal de agua entre la obscuridad con su fiel ayudante Simón no sin antes arrastrar el botín de dinero en monedas de oro y plata.
Al ver lo tupido de plantas y maleza de este cerro y verticales paredes toma la decisión de ocultar su preciado cargamento en esta zona ya que era imposible huir cargándolo pues casi lo tenían rodeado. Así lo hace y de esta manera apenas y logra trepar el cerro de las peñas, al mismo tiempo las tropas federales rodean por completo el viejo molino de trigo capturando a 10 de los bandidos que ahí resistían, escapando algunos cuantos más al cerro. Tres días después fueron ejecutados los prisioneros en el cuartel de Sayula.
Pedro Zamora no se le volvió a ver por Zapotlán, pero consiguió hacer otros dos robos más al ferrocarril el 19 de junio y el 7 de diciembre de 1919, el 10 de mayo de 1920 se hizo otro intento, pero este fue infructuoso, estos tres entre la zona de la barranca del río Atenquique y Colima. Nunca se recuperó el botín de las Peñas, poco tiempo después a los dos años Pedro Zamora fue capturado y ejecutado el 28 de febrero de 1921 en La Ciudadela (ciudad de México). Al final peso más su vida de bandido y fue condenado a muerte.
Antes de ser ejecutado se tomó nota de su #confesión entre lo que destaco tener tesoros enterrados que otorgaría a cambio de su vida, uno en la cascada del salto del nogal en la sierra de Tapalpa y otro cerca de la piedra de doble cara en Zapotlán, ambos en el sur de Jalisco, nunca se le creyó ya que era común de los bandidos de su tipo ofrecer tesoros escondidos a cambio de su vida con tal de ganar un poco de tiempo y fue ejecutado. Los muros mejor conservados del viejo molino de trigo aún guardan las #cicatrices de esta gran lucha hechas por las balas de los soldados alrededor de todo el frente y costados de este que fue la trinchera de Pedro Zamora.