Published on mayo 10th, 2024 | by lavozsur
0La Diferencia Entre Convicción y Conveniencia
Un buen amigo aseguraba hace unos días que, por el simple hecho de haberse pasado a Morena, los candidatos a puestos de elección popular ya son buenos políticos; una aseveración que, si bien prevalece en la mayoría de los simpatizantes del llamado partido de la esperanza, es totalmente equivocada pues en ese organismo político se están colando personajes que han tenido señalamientos comprobados de corrupción, lo que le está dando el mote al partido de la izquierda de ser el nuevo PRI.
Personajes que han militado hasta cinco partidos políticos por el simple hecho de acceder a un cargo de elección popular no pueden ser confiables, pues con ello, han venido demostrando que no tienen una ideología ni un deseo de servir, sino de servirse.
Políticos que hace unos años ocupaban cargos públicos en los Gobiernos Federal y Estatal y que al perder el PRI en el 2018 decidieron migrar a otro partido, tampoco lo hacen por conveniencia, y ni siquiera por necesidad, pues a lo largo de su carrera en el servicio público han amasado enormes fortunas que les darían para vivir cómodamente por el resto de su vida, a muchos incluso, para darles una buena vida a sus hijos y hasta a sus nietos.
El mejor ejemplo de convicción está en los morenistas de Zapotlán el Grande, que por años fueron fieles seguidores del hoy presidente López Obrador, y a quienes, por cierto, apenas en esta elección les tocó la oportunidad de competir por un cargo público.
Es por ello que desde hace varias semanas en este espacio hemos venido insistiendo en la diferencia entre convicción y conveniencia… pues como nunca antes, decenas de políticos se pasaron a Morena ante la urgente necesidad de seguir viviendo a costa del erario público.
Y hay que decirlo bien claro, ¿acaso el simple hecho de mudarse a un partido de izquierda los limpia de sus corruptelas? ¿acaso ello evita que sigan amasando fortunas a costa del erario público? Porque, sin duda alguna, el cambiar de camiseta no cambia las ideologías ni malas costumbres y la consecuencia puede ser que nos sigan gobernando quienes lo han hecho desde hace varias décadas de manera mediocre y sobre todo, abusando de sus cargos.