Published on abril 4th, 2020 | by lavozsur
0Breveriando – Fantástico Imperecedero
De repente sonó el bullicio estridente de aquel despertador que me provocó brincar alteradamente de la cama, intenté serenarme mientras vestía de ropas sencillas, las de siempre. Como pude traté de imaginar que ese objeto escandaloso no era un reloj, sino un oso de felpa… así está mejor. Y como de costumbre, el silencio se adueñó el departamento.
Después me dispuse a desayunar y a degustar con la basta creatividad, que sobra en abundancia en este lugar, rodeado de libros que descansan en fila en los estantes que no tardan en quebrarse por el tiempo de sostener tanta sabiduría.
Después le agregue a mi almuerzo un ridículo toque de inspiración y seguí deleitándome del crujiente alimento, cuando finalicé, me acorde que antes de partir a trabajar debía asegurarme, en qué condiciones óptimas se encuentra mi imaginación; más vale prevenir que lamentar … ¡listo ¡. Creo que funciona a la perfección, entonces extraje de ahí, un poco de ese elixir que beben los nigromantes con un sabor inigualable a talento.
Que exquisito está el brebaje, ya me reanimó mi estado de ánimo y asimismo me sacudió la molesta pereza. Salí entonces de mi casa para luego desarmarla, y doblarla en cinco partes y la deposite en el interior de mi mochila, espero que haya alguien que responsable allá, y me la custodie como su propia vida, porque allí adentro hay cada criatura perversa sin ninguna mínima dosis de conciencia.
Di marcha a mi destino, emprendí un nuevo atajo al decidir en último momento, introducirme en mi mochila en cuanto puse un pie en el interior de aquel remoto sitio; debo decir que mi estatura ya no era la misma, a hora soy muy pequeño, y el mundo en que estaba, era fantástico en su entorno, pareciera que provenía de un sueño muy lejano, era para cualquiera quedarse atónito, al contemplar semejante belleza, que ni siquiera el ojo humano ha logrado seducirse y deleitase. Ya adentro conseguí un trabajo de restaurador de palabras en las frases, para que los sonamuh puedan leer con profundidad y las atesoren en su memoria, algún día las alcance entender a la perfección. Así estuve elaborando en esos gigantes e imaginarios talleres, durante muchos años, hasta que me despidieron, por causas que no quiero acordarme en este momento. Cuando Salí de mi mochila ya habían pasado veinte años, nadie me creyó lo que había relatado, lo que miré ahí, no tuve más remedio que doblar mi imaginación en cinco partes y guardarla en mi mochila.