Published on octubre 23rd, 2021 | by lavozsur
0Con el Enroso Tejen Amor, Esfuerzo y Agradecimiento a San José
*La Herencia Ancestral de Cortar el Cempasúchil Simboliza al Pueblo y su Trabajo Colectivo
CIUDAD GUZMÁN, JAL.,(ES).-En los enrosos se tejen los esfuerzos y el amor de los fieles zapotlenses, quienes con meses de anticipación, organización, horas de trabajo, cariño y oración logran tejer cientos de flores para honrar y agradecer a San José por su protección.
En las fiestas de este año, la familia Palomera Palacios ostentó la mayordomía del enroso y con mucho amor pusieron al servicio de la comunidad sus manos, su hogar y sus alimentos para apoyar a los fieles en esta ardua labor.
Eran las 6 de la mañana del miércoles 20 de octubre, cuando cerca de 80 creyentes se reunieron en la avenida del Obrero, número 22, para partir hacia los terrenos donde se había sembrado meses atrás el cempasúchil.
Los fieles condujeron hasta salir de Zapotlán y encontrarse con unas tierras repletas de cempasúchil, éstas aún ocultas por la neblina y húmedas por el sereno de la mañana, y entonces procedieron a realizar la oración de apertura, en la que le pidieron a Dios bendecir su trabajo colectivo en favor de San José.
“Nuestros abuelos nos heredaron el trabajo colectivo y nos enseñaron que solamente así pervive la comunidad y de esta forma el árbol que simboliza el pueblo, mantiene unidas todas sus hojas. Cuando se deje de hacer trabajo colectivo el árbol se seca, pierde sus hojas y deja de ser comunidad, por eso la herencia del enroso y otras tradiciones son importantes para que el árbol de la comunidad de Zapotlán siga estando vivo…”, mencionó un creyente.
“Entre la tierra y nosotros hay un cordón umbilical, todo lo que le hagamos a la tierra, nos lo hacemos a nosotros mismos, si dañamos nuestra tierra y la destruimos, toda la humanidad desaparecerá, por eso, en este momento, la ternura con la que tocamos la tierra se convierte en protesta contra toda avaricia y destrucción contra ella”.
Se le pidió a los asistentes que solo cortaran lo flor más grande y tuvieran cuidado con no lastimar las otras plantas para usarlas en otro enroso, se dividieron en dos grupos y animados los fieles comenzaron a cortar la flor, ponerla en sus recipientes y cuando éstos estuvieran llenos gritar “¡Canasterooo!”, para que un hombre, el encargado de llevar una gran canasta se acerque a ellos a recibir sus flores.
Los fieles se decían contentos, pues muchos de ellos continuaban un legado de años, en el que eran llevados por sus abuelos a los campos a cosechar la flor y más tarde a tejerla en honor a San José. Muchos iban en compañía de sus hijos, padres y abuelos, asegurando que habían dejado días de trabajo para estar ahí y ofrendar su esfuerzo al santo patrono.
Al llenar de cempasúchil una docena de camionetas se trasladaron hasta la casa de la familia Palomera Palacios y entonces comenzaron a tejer los enrosos, acompañados de música, oración y buen humor. Fueron tantas las manos que se ofrendaron este día que terminaron los enrosos cerca de las 6 de la tarde.
La tarde del jueves 21 de octubre, ya había decenas de creyentes en la catedral esperando ansiosos la llegada de los tres enrosos. Fue a las 6:20 cuando las camionetas forradas de cempasúchil llegaron cargando los santos tapetes. Los niños aventaban pétalos a las personas que miraban de lejos y colgaban collares de flores a sus familiares, mientras que los enrosos se bajaban de las camionetas y ls chirimías sonaban.
Entonces, salieron los padres Chema y José Luis, agradeció su presencia y comentó: en el enroso no solo se teje cempasúchil, se va tejiendo la vida, la comunidad, los lazos de fraternidad y hermandad, para construir una iglesia llena de amor, donde nadie quede excluido.
“San José, como a un cempasúchil, nos teje en el enroso de ser parte de la familia de Dios, no es solo un espectáculo, sino el grito que se hace flor, la plegaría que se hace cempasúchil, porque en manos de San José podemos reinventar la vida y podemos mantenernos en pié de lucha, cuidando a quien corre riesgo en este tiempo de pandemia”, agregó.
Y entonces, tras bendecir los enrosos, procedieron a su colocación en los tres pórticos de la catedral guzmanense. ¡Viva San José! ¡Viva la Sagrada Familia!, repetían los asistentes.
Por Ana Laura Orozco
Fotos Noé de la cruz y Ana Laura Orozco