Corporaciones que Entorpecen la Armonía
Sin duda alguna, en los primeros meses de la administración municipal de Zapotlán el Grande hay dos dependencias que le han quedado muy mal a la alcaldesa Magali Casillas y desde luego a los habitantes de Ciudad Guzmán.
Se trata de los Departamentos de Movilidad y el de Seguridad Pública Municipal, que tienen sumido al municipio en un tremendo caos vial por lado, y en una brutal inseguridad que afecta el patrimonio y hasta las vidas de los zapotlenses.
Y si bien pueden parecer temas insignificantes, lo cierto es que las fallas en ambas dependencias poco a poco han ido provocando un deterioro en el desarrollo social del municipio, pues afectan en temas prioritarios como la movilidad, la economía, la integridad de las personas y la armonía entre los habitantes de Zapotlán.
Esas deficiencias, relentizan también el desarrollo económico e incluso desalientan a los inversionistas, rompen la armonía entre los ciudadanos y en fechas recientes, están provocando que nos tornemos indiferentes frente a los hechos delictivos.
También ha afectado seriamente a nuestros jóvenes, pues hoy en día enfrentan problemas de violencia, emocionales, de comportamiento y convivencia social.
Y es que a lo largo de su historia reciente, la policía de Zapotlán ha tenido negros episodios que van desde las violaciones tumultuarias, las detenciones arbitrarias, el abuso de autoridad o el hacerse “ojo de hormiga” frente a temas delicados que ponen en riesgo la seguridad de los ciudadanos, así como el uso indebido de patrullas, el acoso sexual y la extorsión.
Los llamados rondines también han quedado en el olvido, pues ni de día ni de noche se ven patrullas vigilando las calles, por el contrario, se ven estacionadas en los alrededores de La Penal, en las salidas de la ciudad e incluso en la cochera de una vivienda por la calle Chávez Madrueño.
Y la situación en la Dirección de Tránsito y Movilidad es muy similar, no están aplicando el reglamento con los motociclistas que poco a poco se han adueñado de las calles para convertirlas en una tierra sin Ley donde no se respeta el sentido de las vialidades, los semáforos ni los pasos peatonales.
No están atendiendo a tiempo los llamados ciudadanos para atender un accidente y mucho menos una cochera obstruida, y peor aún, no han sido capaces de resolver la saturación de vehículos en el primer cuadro de la ciudad, que se ha convertido en un verdadero caos en el que reina la anarquía.