Published on octubre 6th, 2023 | by lavozsur
0Hacienda de Huescalapa
Corría el año de 1839 cuando Don Benito Gil de ascendencia española compró el rancho llamado Huescalapa de una gran extensión territorial. Este hombre comenzó a hacer producir las fértiles tierras, la riqueza de sus bosques y la ganadería. Creció aún más adjudicándose propiedades donde aún habitaban indígenas y las asentaba a su nombre, ya que no existan datos en el registro del gobierno de quien era el dueño.
Para el año de 1846 registra oficialmente el rancho al nombre de “Hacienda Huescalapa” con sus nuevas delimitaciones y realiza la nueva construcción de la finca que actualmente funge como colegio. Para cuando termina de crecer la propiedad contaba con 22,133.20 ha.
Toda esta riqueza atrajo a los bandoleros de la zona por lo que en 1857 la hacienda fue asaltada por una gavilla de bandidos, entraron por el camino real cerca de 20 hombres armados a caballo, los cuales irrumpieron en la hacienda que no presentó ninguna defensa, amagaron al Sr. Benito y a su esposa y estos entregaron varios costales de dinero para no ser lastimados. A partir de este suceso se mandó construir un muro de 6 metros de alto a todo el perímetro del casco de la hacienda, y se mantuvieron cerradas sus puertas.
El 24 de marzo de 1858 don Benito recibió en su casa de Zapotlán al presidente Benito Juárez, platicaron sobre la inseguridad que se vivía en el país y este le recomendó hacer un túnel para salir de la hacienda y transportar valores sin ser vistos. Así fue como Juárez le salvó la vida dos días antes al salir de Guadalajara. Se inicia la construcción trayendo mineros de Guadalajara expertos en túneles que fueron confinados a la hacienda hasta terminar dicha obra, iniciaron en la parte trasera de la hacienda y terminaron delante de la vuelta del Zapote, ahí se construyó una vieja finca de piedra donde vivía un velador de la hacienda para evitar descubrir la salida, sorteando así lo más peligroso del camino real. Estos mineros fueron contratados posteriormente por otra hacienda vecina una vez terminado el túnel de Huescalapa.
Los robos se terminaron mas no los bandoleros, en 1865 secuestraron a la hija de don Benito que se dirigía en carruaje hacia Zapotlán, se pidió rescate y después de pagarse dos semanas después regresaron a la hija con su familia, comentó que todo el tiempo estuvo en una cueva en el volcán por el camino a las canoas donde tenían mucho más dinero del que habían cobrado. Don Benito cansado ya de tantos ultrajes y robos terminó por vender toda la propiedad a Don Jerónimo Gómez, y regresar con su familia a España.
Don Jerónimo el nuevo dueño falleció años más tarde y heredó 9 haciendas a sus hijos Jerónimo y Elisa Gómez, La estancia de Ayones, Huescalapa, Santo Domingo, Santo Tomas de Aquino, Del Carmen en Ahualulco, San Ignacio en Zapotitán entre otras, juntas tenían mayor extensión territorial que todo el estado de Colima.
Jerónimo Gómez el joven y millonario hacendado inyectó nuevas energías a esta hacienda y comenzó con traer grandes cantidades de reses de engorda de Zapotitán para aprovechar los excelentes agostaderos con que contaba la hacienda en las faldas del Nevado de Colima, ya que permanecían verdes la mayor parte del año por la humedad que atrae esta montaña.
Para todo esto el ganado necesitaba grandes cantidades de agua y mandó construir en 1880 un acueducto innovador, se llevó agua de manera subterránea desde los nacimientos del Nevado hasta unas grandes piletas de agua construidas como abrevaderos, se construyeron una cerca de la barranca Mazos y más abajo se construyeron unas más grandes en medio de los agostaderos y junto a ellas se levantaron ranchos para los vaqueros de la hacienda.
Debido a este flujo constante de agua de manantial que hoy en día después de casi 140 años sigue funcionando se creó el pueblo de “los Mazos” y “Las Canoas” este último debe su nombre precisamente a las grandes canoas de agua construidas en el siglo XIX por la hacienda Huescalapa.