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Published on octubre 16th, 2021 | by lavozsur

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Bombardean el Sur de Jalisco

Era el año de 1929, las fuerzas cristeras del Sur de Jalisco continuaban las acciones guerrilleras y los ataques sorpresivos en zonas resguardadas, incrementándose las tareas de sabotaje, en particular contra el ferrocarril entre Ciudad Guzmán y Colima.

Éstos incidentes se hicieron cada vez más frecuentes. Los cristeros tenían una gran red de pequeños y grandes campamentos en las zonas bajo su control, sin “hacerse visibles, aprovechando bosques y barrancas entre el Volcán y el Nevado de Colima, se reunían cuando por sorpresa pretendían asaltar a un tren, batir una escolta, o atacar algún pequeño destacamento”.

Poco a poco las fuerzas federales puestas en Zapotlán y Colima ya cansados buscaron acuerdos con los cristeros y aumentaron las deserciones entre estos federales, en tales circunstancias, la región quedó prácticamente en manos de los cristeros que, para entonces, habían formado sus propios ayuntamientos en los pueblos. Los cristeros al ser oriundos de cada pueblo donde peleaban tuvieron el apoyo de prácticamente todos los habitantes y más por luchar por la causa de cristo. El gobierno federal al verse cada vez más impotente ante esta situación planeo una gran ofensiva contra los cristeros, con un poderoso ataque para mayo de 1929 el último y más duro que tuvieron que enfrentar los valientes combatientes del volcán.

El general Eulogio Ortíz, el segundo hombre más importante del ejército mexicano llegó con 4000 soldados, junto con el general Lázaro Cárdenas a Colima, en tanto que cinco barcos de la marina estaban anclados en Manzanillo. También arribo una escuadrilla de aviones de combate al aeropuerto de Colima, algo inédito para la población. Así el 22 de mayo el general Lázaro Cárdenas ordenó el bombardeo alrededor de los volcanes.

Los pilotos tenían instrucciones de bombardear cuanto campamento localizarán y “ametrallar a quienes se hallarán en despoblado”. Tales consignas obligaron a la gente a permanecer reconcentrada en sus pueblos, esa semana ninguna hacienda laboró de manera normal, éstas cerraron sus puertas y se les pagó a los peones medio jornal diario, pero no se les permitió salir de sus casas. Las haciendas de Huescalapa, el Jazmín, la Esperanza y San Marcos tuvieron daños en fincas de ordeñas o galeras asentadas en las zonas de los volcanes, puesto que fueron bombardeadas.

Era la guerra total, desde Tonila hasta Zapotlán volaron varios bombarderos del gobierno desde el amanecer hasta el ocaso, dejando caer por toda la región bombas, y descargas de metrallas, todos estos pueblos del sur de Jalisco se estremecían al escuchar las detonaciones. Ya casi al atardecer uno de los aviones se estrelló en las faldas del nevado, se dice que fue derribado por las balas de un cristero, muriendo sus dos tripulantes.

Hoy en día poco queda de los restos del avionazo y se sabe de varias bombas que se han desenterrado en las cercanías a los volcanes aún sin detonar cerca de Los Mazos, Las Canoas y el rancho de Agosto, ya que al caer en una pendiente pronunciada no explotaban, algunas fueron vendidas a coleccionistas y otras se conservan con particulares, junto con restos del avión estrellado en esta batalla.

Después de la bombardeada de los aviones, éstos regresaron a Guadalajara. Días después el 28 de mayo de 1929 el ejército federal con sus 4000 hombres salía de Colima hacia Zapotlán por el Camino Real, éstos eran vigilados por varios cristeros a lo largo de la cima de los cerros del río Tuxpan entre Beltrán y Atenquique, por la cara donde camina el ferrocarril.

Los cristeros se encontraban agrupados por la barranca que baja a la Hacienda de la Higuera del lado opuesto donde los buscaban, al saber que todos los soldados marchaban hacia Zapotlán también fueron informados que el cuartel de Colima estaba vacío por lo que los cristeros emboscaron el destacamento de Colima el cual estaba prácticamente indefenso al enviar casi todo el personal a la zona de los volcanes. Mientras los federales buscaban a los cristeros en el Nevado estos estaban vaciando su propio cuartel en Colima.

Los cristeros obtuvieron caballos, armas, parque y dinero, el mejor botín obtenido desde que iniciaron su lucha, y quien diría que de las narices de su mayor enemigo y en la mayor ofensiva de estos, mientras tanto los cristeros regresaron a las montañas de Tecalitlán y la Higuera. El ejército federal ante tal humillación regresó al puerto de Manzanillo con órdenes estrictas para todos los testigos de aquel robo, de pena de muerte a aquel soldado que contara lo ocurrido.

Se envió un telegrama a México diciendo que la ofensiva fue un éxito y que regresaban dejando libre de cristeros la zona. Los cristeros no tuvieron ninguna baja, los federales 10 muertos y el avión caído, además un gasto enorme en la movilización del ejército y aviones, aparte de lo que les robaron los cristeros.

El ejército cristero del Sur de Jalisco estaba conformado por gente de Tonila, Tecalitlán, Zapotiltic, Huescalapa, Zapotlán y Tuxpan en su gran mayoría, y lucharon contra el gobierno federal desde 1926 hasta 1929 cuando se logró un acuerdo de paz, algunos de sus integrantes siguieron viviendo en las montañas dedicándose al pillaje, entre ellos Bernabé Reyes.

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