La decadencia del PRI y el PAN
Poco a poco, un puñado de ambiciosos políticos ha ido acabando con el Partido Revolucionario Institucional, que esta semana recibió en Jalisco la que quizá, es la estocada final para su muerte, luego de que Arturo Zamora anunciara su renuncia a ese organismo político.
No fueron los partidos de oposición que le acusaron de haber mantenido al país sumido en la corrupción durante 71 años, que le señalaron sus abusos o que han intentado encarcelar a sus ex mandatarios, fueron, sin duda alguna, los políticos de generación reciente que en su desmedida ambición han cerrado las puertas a la gente joven y han empujado fuera sus más valiosos representantes.
Fundado en el mes de marzo de 1929 bajo las siglas del Partido Nacional Revolucionario, en 1938 cambió su nombre a Partido de la Revolución Mexicana y desde 1946 hasta la fecha, lleva el nombre de Partido Revolucionario Institucional.
Luego de dominar el poder ejecutivo federal durante 71 años, de 1929 hasta el 2000, los mexicanos decidieron terminar con su voto mayoritario el régimen del Partido Revolucionario Institucional, sin embargo, este continuó con su dominio en las gubernaturas, mismo que le dio fuerza suficiente para que 12 años después Enrique Peña Nieto lograra recuperar la presidencia para el instituto político.
Un ejemplo de su pérdida de aceptación, es como en los últimos años el partido tricolor ha ido perdiendo posiciones, ya que en 1997 dejó de ser mayoría en el Congreso de la Unión; en el año 2000 perdió la presidencia de la República, aunque gobernaba 19 estados del país, en 2006 pasó a gobernar solamente 17, en el 2018 nada más 12 y en el 2023 solamente 3.
También vale la pena mencionar como otro ejemplo de su debacle, que el PRI ha perdido el 500 por ciento de sus votos en los últimos años, y si bien en el 2012 pudo recuperarse de dos sexenios en los que perdió la Presidencia de la República, para los próximos procesos electorales el panorama para ese partido no es nada alentador.
Y es que al PRI ya no le pega nada, sus esfuerzos por abrir espacios a las mujeres no han sido suficientes; las renovaciones de comités municipales están resultando simples simulaciones y sus actos de inclusión ya no convencen ni a los más ingenuos.
Y en el tema de las nuevas generaciones tampoco les ha ido bien, pues los simpatizantes más jóvenes, que llegaron al partido tricolor sin ideas y con poca preparación, han ido abandonando el barco, cansados de ser solamente asistentes o pegalonas, carne de cañón que es utilizada en campaña para movilizar a la ciudadana, repartir propaganda y hacer bola en los eventos proselitistas.
Por eso hoy en día el tricolor está en serios problemas, pues no ha tenido el ingenio para recuperar su credibilidad, sobre todo en esta temporada en que están cambiando todas las dirigencias en los comités municipales, pero solamente van dejando en claro que las cosas no van a cambiar… en los nombramientos, siguen apareciendo los nombres de siempre, los allegados a los personajes que tienen en sus manos el manejo de ese partido.
Pero hay que decirlo bien claro, esta situación no solamente está ocurriendo en el Revolucionario Institucional, pues en el Partido Acción Nacional está ocurriendo exactamente lo mismo, donde sus dirigentes de partido, sus candidatos y sus cuotas de poder en posiciones de gobierno, son exclusivamente para familiares y amigos cercanos.
Sin duda alguna, ambos partidos nacieron con sentimientos nobles de mejorar al país, de fomentar la democracia, combatir la desigualdad y respetar las libertades de los mexicanos, pero la desmedida ambición de sus liderazgos, tanto a nivel municipal, estatal y nacional, ha dejado en claro que su único objetivo es enriquecerse, y de forma desmedida.
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