Llama Blanca Briseño a que los jóvenes se motiven a participar en los Carros
La señora lleva 32 años vistiendo y maquillando a los participantes de los carros alegóricos
La tradición de los carros alegóricos que desde hace más de dos siglos se realiza en Zapotlán, tiene detrás un enorme sistema de organización, entre los que resalta la elaboración de los vestidos y el maquillaje de los personajes que escenifican los pasajes bíblicos, un arduo trabajo que todos apreciamos pero nunca se reconoce a sus creadores.
Tras la pregunta referente a si es diseñadora de modas, doña Blanca Briseño pega un carcajada y responde: “No, qué modas, son las ideas las que me hacen crear los vestidos, me ayudan la señora Berenice, mis hijas, duramos más de dos meses haciendo los vestidos y todos los adornos, pero además tenemos que estar buscando a los jóvenes que ya no quieren participar, ya no les interesa a los muchachos…”
Dice que no recibe pago alguno, pues su remuneración es ver la alegría de miles de personas al desfilar los carros alegóricos, “yo trabajo de puro corazón, y mi único pago es la satisfacción y los rostros de alegría”.
El trabajo de esta entusiasta mujer tiene ya 32 años, cuando el obispo Serafín Vásquez Elizalde y el padre Lugo le pidieron que ayudara en la elaboración de los vestuarios, le dieron dinero para comprar las telas, buscar costureras y comenzar los trabajos.
“Es mucho trabajo, pero ahí la llevamos, ya incluso mis hijas no quieren pero yo sí quiero, yo me la paso en mi casa trabajando con mi sobrina y mis hijas, haciendo vestidos, haciendo diademas, pero sobre todo buscando a los participantes, al final yo ni veo el desfile, yo ya conozco todo, así que mejor me quedo al pendiente de lo que haga falta y voy recogiendo todo”, dice la señora Blanca Briseño, quien inicia sus labores el día 22 para instalar los vestidores y colgar la ropa, luego el 23 a las 6:00 de la mañana comienzan a vestir a los actores y a maquillarlos.
Con una sonrisa de satisfacción, doña Blanca y sus asistentes nos dicen que no están en busca de una remuneración económica, ni siquiera el reconocimiento de la sociedad, “queremos que nos apoyen más en recursos para el vestuario, en la búsqueda de los participantes, que valoremos esta actividad y no se pierda esta hermosa tradición”.
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