Punto por Por Punto – Protesta de Jornaleros y la Inseguridad en Zapotlán
Por Alfredo Pérez Herrera
1.- La protesta de los trabajadores de la empresa Nature Sweet puede ser la punta de lanza para que los jornaleros encuentren justicia laboral en el Sur de Jalisco, pues desde hace casi 3 décadas han sido explotados con acciones patronales que rayan en la esclavitud.
Como en la historia de David y Goliat, los trabajadores de menor rango en la escala del agro jalisciense lograron darle un golpe al “gigante agroalimentario”, el cual, puede ayudar para que comience a aplicarse la justicia laboral que el gobierno no les ha podido conseguir.
En teoría, el 5 de octubre de 1813 José María Morelos y Pavón proclamó la abolición de la esclavitud en México, cuyo precedente lo sentó Miguel Hidalgo el 6 de diciembre de 1810 en Guadalajara. Más de 200 años después pareciera que esas prácticas volvieron a aplicarse con trabajadores de las comunidades más alejadas del Sur de Jalisco, así como jornaleros venidos principalmente de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Veracruz.
Lo más lamentable es que varias empresas productoras han recurrido a prácticas de explotación al cobijo del Gobierno del Estado, pues a pesar de las constantes denuncias sobre abusos e irregularidades en los campos, los albergues, el transporte que los lleva a sus centros de trabajo y sus formas de pago, a la autoridad solamente le interesa que las cifras de empleo y de producción sigan al alza.
Si hubieran sido unos cuantos los protestantes, seguramente los habrían despedido sin recato alguno, pero al unirse, lograron poner en evidencia a una de las empresas pioneras en la agricultura protegida del Sur de Jalisco y de las más grandes del planeta, pero, además, hicieron temblar a otras empresas productoras de aguacate y berries, que también incurren en esas injustas prácticas laborales.
2.- El hecho de violencia ocurrido el fin de semana en un bar ubicado en la zona norte de Ciudad Guzmán debe ser un llamado de alerta para sociedad en general, pues deja en claro que nuestro municipio está atravesando por una alarmante degradación social que pone en riesgo la salud y la integridad de nuestros hijos.
Este brutal deterioro social debe remediarse de inmediato, pues el ataque a balazos en un bar al sur de la ciudad, es un llamado de alerta para que las autoridades vigilen ese tipo de establecimientos, y los padres de familia estén atentos a las conductas de sus hijos.
Ya va siendo hora de que la policía municipal y la seguridad privada revisen a cada una de las personas que ingresan a este tipo de lugares, como se hacía antaño, porque en Zapotlán, la mayoría de los habitantes estamos desarmados y, sobre todo, no traemos guaruras como el presidente municipal y sus familiares.
Ya es hora también de que nuestros representantes en el cabildo, dejen de una vez por todas la inútil rivalidad y su falta de propuestas, y trabajen para que se cancelen las licencias a los lugares donde ocurran hechos de violencia sin posibilidad de que vuelvan a abrir; que se obligue a los propietarios a cumplir los horarios de cierre y que se revise física o mecánicamente a los clientes que les visitan.
Ya es hora también de que la policía municipal cumpla con sus funciones y mantenga vigilancia en este tipo de bares y desde luego en las calles de la ciudad, pues en varios puntos de la vía pública, la gente está ingiriendo bebidas embriagantes cuando antes no estaba permitido.
Es obligación de todo el cabildo, incluido el presidente municipal, velar por la salud y la seguridad de los zapotlenses, quizá con ello, se den los primeros pasos para recuperar la seguridad y tranquilidad que al paso de los años se ha ido perdiendo en nuestra ciudad.
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