Published on junio 8th, 2019 | by lavozsur
0Punto por Punto – Ambición que cobra vidas
*La ambición que cobra vidas
Hay que decirlo bien claro: detrás de la tragedia ocurrida en San Gabriel, además de los aguacateros está una clase política corrupta que ha puesto por encima del bien común sus intereses económicos, sin importarles que estos campos de cultivo estén siendo regados con sangre.
Y es que en un lapso de casi 20 años, ningún gobierno se ha atrevido a ponerle un alto a la agricultura protegida. Por el contrario, su labor ha sido premiada con millonarios subsidios para la edificación de plantaciones y naves empacadoras, como ocurrió en el sexenio de Aristóteles Sandoval cuando el Ejecutivo de Jalisco invirtió fuertes cantidades para la apertura de empaques dentro de Zapotlán y los huertos e invernaderos crecieron exponencialmente.
A esta modalidad se le ha criticado únicamente el daño que ha venido causando al medio ambiente, pero no se han estudiado a fondo las afectaciones a la salud de los cientos de trabajadores que diariamente llevan a cabo sus labores expuestos a decenas de químicos que son utilizados como fertilizantes y plaguicidas.
También han quedado en el olvido varias situaciones que han antecedido a este desastre. En el caso concreto de San Gabriel, ya en dos ocasiones el río Salsipuedes se había desbordado en la década de los 90, e incluso el Plan de Desarrollo Urbano de San Gabriel en esa época planteaba la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales; desazolvar, sanear y rectificar en su caso, el cauce del río Salsipuedes para evitar inundaciones y proponer la relocalización de establos y zahúrdas de la población…
Con el paso del tiempo el documento quedó en el olvido, y en el Plan de Desarrollo Urbano de San Gabriel 2012-2030 la problemática del río Salsipuedes ya no era una prioridad.
Luego está el asunto de la tala ilegal, donde ninguna autoridad en los tres niveles de gobierno ha puesto interés en frenarla y continuamente se ven bajar camiones repletos de madera tanto de las faldas del Nevado de Colima como de las montañas oriente y poniente, de los cerros de Tuxpan y Gómez Farías…
Por ese tipo de cuestiones podemos afirmar que los culpables están a la vista y no van a ser castigados… ahí están los ex gobernadores Ramírez Acuña y Cárdenas Jiménez dedicados a la industria aguacatera y maderera, respectivamente; ahí están las propias tierras de Apango, donde inició la avalancha de San Gabriel, propiedad de los abuelos del gobernador Enrique Alfaro y hoy atestadas de árboles de aguacate; ahí está el ex secretario de Agricultura Álvaro García plantando aguacate y utilizando para el riego agua potable de las comunidades urbanas; o el caso del secretario Alberto Esquer, que anuncia servicio de agua para las delegaciones de Zapotlán y, extrañamente, sólo los invernaderos y las aguacateras pueden disfrutar del vital líquido.
Así las cosas, la ambición desmedida de los políticos que por décadas han permitido la tala inmoderada en los bosques de la región no ha sido frenada por los gobiernos anteriores ni por los actuales; la voracidad de los agroproductores está siendo premiada sin importar el daño ecológico a la naturaleza, sin regular el uso de agua potable para riego, sin verificar la construcción de nuevos pozos y al parecer sin preocuparles que una tragedia como la de San Gabriel se pueda repetir en municipios como Zapotlán, Tamazula, Tuxpan o Gómez Farías.
Por eso causa molestia cuando los aguacateros advierten que están hartos de que se les acuse, pues hay que decirlo bien claro: en el Sur de Jalisco estamos muy molestos del daño ambiental que le han causado a nuestra región; de la deforestación en nuestros bosques, de la tala ilegal e inmoderada, de las quemas clandestinas, del encarecimiento de sus productos, de que con su mano de obra barata colapsen nuestro entorno y de que, por sus acciones, ya se estén velando a los primeros muertos.