Published on enero 12th, 2019 | by lavozsur
0Punto por Punto; 12 de enero de 2019
*La importancia de cuidar nuestro entorno
La destrucción de macetas ornamentales en los portales de las calles Refugio Barragán de Toscano y Federico del Toro de esta ciudad, es un hecho lamentable que muestra la ignorancia y sobre todo la insensibilidad de una sociedad que pareciera empeñada en vivir en un entorno sucio y descuidado.
Y es que muchas veces culpamos a los gobiernos y autoridades municipales por la basura en nuestras calles, el mal estado de las vialidades o las deficiencias en los servicios públicos, sin darnos cuenta que los ciudadanos no estamos poniendo nuestra parte y en algunos casos, incluso, le abonamos a la permanencia de esos problemas.
Lo que sí no se puede dejar de mencionar es el descuido por parte de Seguridad Pública Municipal, pues el lamentable hecho, ocurrió precisamente en el primer cuadro de la ciudad, una de las zonas que, se supone, son de las más vigiladas en nuestro municipio.
Y vale la pena preguntarse, ¿quién puede odiar a su ciudad como para destruir los adornos que la hacen más bonita? ¿Quién odia a su ciudad como para llenarla de basura, grafitearla o dañar los espacios públicos?
Según los expertos, las ciudades donde mejor se vive cuentan con ocho factores de desarrollo, que son: la equidad, los espacios públicos de calidad, la conectividad y conexión con la ciudadanía, la seguridad, la movilidad, la resiliencia, el conocimiento y la gobernanza.
Pero en Zapotlán parece que algunos sectores de la sociedad no han entendido eso, prevalece la idea de que un parque, un pupitre de la escuela, un árbol en la banqueta que fueron entregados por el gobierno no nos cuestan y por ello no debemos cuidarlos, pero no es así… esos bienes son adquiridos con nuestros impuestos y buscan al final de cuentas darle a la sociedad un mejor aspecto y una mejor calidad de vida para sus habitantes.
Se trata de que todos busquemos mejorar nuestro entorno; crear un ambiente de respeto… respetar nuestra ciudad y con ello lograr el crecimiento que desde hace décadas merece nuestra ciudad.
Desde muy pequeños, podemos y debemos aprender a respetar el entorno (nuestras cosas, nuestra casa, la escuela o el pueblo donde vivimos, la naturaleza y las calles). Es necesario que, desde que se empiece a tener uso de razón, la relación con la naturaleza y con la comunidad sea respetuosa. Saber que pequeñas y simples actitudes pueden contribuir al cuidado del entorno.
Primero, debemos aprender a respetar nuestro entorno más inmediato: si vamos pintando las paredes o mesas, dejando papeles por donde pasamos, ensuciando calles y plazas, difícilmente seremos sensibles a problemas más globales.
Hay que recordar también esa frase gastada que afirma que una ciudad limpia es la que menos se ensucia. También es la que menos se grafitea, en la que no se rompen las lámparas de alumbrado público o las macetas de adorno y donde su gente es amable y cuidadosa.
Por eso hoy queremos seguir apelando a que la ciudad continúe siendo un lugar positivo de encuentro, un espacio donde la gente disfrute habitar y trabajar, donde se recrea, se educa y se conecta con otros de manera positiva.