Punto por Punto – Padilla, una Gestión de Claroscuros
La muerte de Raúl Padilla sin duda alguna fue una sacudida para los círculos políticos y educativos de todo el país, pues si bien detrás de su carrera hay acciones de cacicazgo y hasta gansteriles, sin duda alguna fue quien impulsó la modernización y crecimiento de la máxima casa de estudios de Jalisco.
Padilla nació en Guadalajara en 1954 y se formó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara, obteniendo su título de licenciado en 1977.
Presidió la Federación de Estudiantes de Guadalajara y ocupó varios cargos dentro de la universidad como director del Departamento de Intercambio Académico y director del Departamento de Investigación Científica y Superación Académica.
Desde su incursión como líder de la Federación de Estudiantes Universitarios Padilla fue polémico; tenía la complacencia del gobernador Flavio Romero de Velasco y su grupo se paseaba por las calles de Guadalajara en autos de lujo con metralletas en mano.
Después se convirtió en rector de la institución, cargo que ocupó de abril de 1989 a marzo de 1995, tiempo en el que impulsó la autonomía y descentralización a través de los Centros Universitarios y la Red Universitaria de Jalisco.
Desde ese momento, Raúl Padilla no soltó el control de la Universidad, quitando y poniendo rectores afines a su proyecto, tomando las decisiones esenciales y emprendiendo grandes proyectos públicos y privados.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) señaló que la Universidad de Guadalajara debía aclarar el uso de 10,647 millones de pesos en el pago de nóminas y la asignación directa de contratos en su presupuesto de 2019, y de igual manera, en repetidas ocasiones se le señaló de gestionar recursos públicos para proyectos privados.
Sin duda alguna, desde su llegada a la rectoría en el año 1989 hasta el día de su muerte, Padilla supo imponerse a los gobiernos en turno, tanto del PRI, del PAN y de Movimiento Ciudadano; logrando una muy importante gestión de recursos con los que logró impulsar el crecimiento de la Red Universitaria y desde luego, negocios privados como el Auditorio Telmex, el Teatro Diana, la Feria Internacional del Libro y muchos otros festivales.
No conforme con ello, y al enfrentarse a fuertes pugnas con los gobiernos estatal y federal, Padilla se adueñó del Partido de la Revolución Democrática y luego fundó su propio partido, Hagamos, el cual por cierto tuvo muy poca aceptación.
Queda, con su partida, un muy importante legado y habrá que esperar a ver si ya sin su presencia, las diferencias entre los gobiernos estatal y federal pueden irse limando, pues sería lo mejor para los estudiantes y para Jalisco.
En los últimos 35 años Padilla López puso en el mapa académico-cultural de México a su tierra y su universidad. Quienes quieran sucederlo, o aquellos que pretendan adueñarse de esa casa de estudios deben ofrecer, mínimo, llenar tan polémicos pero exitosos zapatos.
Habrá que analizar también la falta de liderazgos en la Universidad de Guadalajara, pues será sumamente complicado encontrar un personaje que garantice la continuidad de los proyectos y que esté a la altura de las circunstancias en que la máxima casa de estudios se encuentra en la actualidad.
Padilla pudo ser todo lo malo que se quiera decir, pero sin duda alguna,
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