Published on abril 2nd, 2017 | by lavozsur
0Punto por Punto, Sábado 1 de abril de 2017
*Entre Colima y Jalisco, el panteón clandestino
El hallazgo de 10 cuerpos en los límites de Jalisco y Colima es una muestra más de la grave descomposición generalizada que se vive en nuestra región, y de cómo la gobernabilidad en ambos estados se encuentra trastocada.
Resulta incluso molesto ver cómo los fiscales de ambas entidades en lugar de enfocarse en el esclarecimiento del terrible acto de violencia que en esa zona es ya cotidiano, se preocupan más por el reparto de culpas y territorios, a fin de reflejar que las entidades a las que representan son tranquilas y seguras, lo cual podemos afirmar, no se los creen ni en su casa.
Y es que en cuanto a fiscales, ambos estados han tenido una muy mala racha… en Colima ya van por el tercer procurador en menos de dos años que lleva la administración del priísta Ignacio peralta, pero al menos han tenido la sensatez de afirmar que si no mejora la seguridad se van del cargo.
El caso de Jalisco es aún más triste, pues su fiscal Eduardo Almaguer más que en los asuntos de la procuración de justicia ha enfocado toda su energía en buscar ser candidato del Partido Revolucionario Institucional al gobierno de Jalisco.
Lo que ha venido ocurriendo en esa zona desde hace varios años es alarmante; continuamente aparecen sin vida víctimas del crimen organizado en los municipios limítrofes entre Jalisco y Colima, por un lado entre Pihuamo y Minatitlán; por el otro, en la zona donde colindan Tonila y Cuauhtémoc.
Todo tipo de personas han sido localizadas sin vida en esa área conlindante, desde un coordinador de asesores del gobierno de Colima, un comisariado ejidal de Ciudad Guzmán, policías municipales, personal de la Fiscalía de Jalisco, leñadores, agricultores, comerciantes y muchísimos desconocidos que han ido a parar a una fosa común.
De esos innumerables casos de desaparición forzada las fiscalías de ambos estados prácticamente no han resuelto ninguno; pues sólo se tiene conocimiento de detención cuando se encontró en una narcofosa el cuerpo de Saúl Adame Barreto, quien se desempeñaba como coordinador de asesores del gobernador de Colima.
El hallazgo lo realizó personal de la Marina Armada de México y logró la detención de Francisco Montaño González, alias “Montaño”, de 33 años de edad, originario de Michoacán.
Francisco Montaño González, quien en respuesta a una denuncia ciudadana, fuera asegurado por personal de Infantería de Marina en una casa de seguridad en el poblado de Tule, Jalisco, proporcionó información para la ubicación de las fosas clandestinas.
De ahí en fuera no se tiene un procedente de justicia en estos casos que si bien se han vuelto cotidianos, no deben dejar de ser alarmantes para ambos estados del país y deberían ser una prioridad para los encargados de la impartición de justicia en las dos entidades, pues jugar a tirarse la papa caliente sobre el origen de las víctimas, el sitio donde se cometió el delito o donde fueron abandonados sus cuerpos, no soluciona absolutamente nada.
Según expertos, este tipo de homicidios son para exhibir a sus víctimas como mensajes a la autoridad o el bando enemigo, aunque no hay una explicación humana para justificar esta clase de actos de violencia que no son investigados pues la presencia de las fiscalías en esos casos se resume más a la elaboración de un reporte para sus superiores que a la búsqueda de resolver un caso.